En 1992 entró en vigor en Europa la norma Euro 1, que obligaba a reducir las emisiones tanto a vehículos diésel como gasolina. Para ello, los fabricantes recurrieron a un componente (el convertidor catalítico o catalizador), ya utilizado en Estados Unidos desde los años 70 (y obligatorio en Alemania desde 1984) que se situaba en el tramo intermedio del tubo de escape, y cuya función era reducir y transformar los gases de combustión del coche.
Este elemento es necesario para mantener nuestro aire libre de agentes contaminantes perjudiciales para la salud y que provocan, entre otras cosas, niebla tóxica, lluvia ácida y enfermedades pulmonares.
Si tu cliente es diligente con el mantenimiento de su vehículo, un catalizador puede durar 160.000 kilómetros o más. Sin embargo, un convertidor catalítico se puede “envenenar” y no funcionar correctamente antes de esos 160.000 kilómetros. ¿Y a qué se puede deber? Sin duda será el triste, desafortunado y costoso resultado de una conducción agresiva, cambios de aceite poco frecuentes, así como de la poca eficiencia del sistema de combustible del vehículo.
¿Qué puede dañar al convertidor catalítico?
Exceso de escape
En condiciones normales, es esperable que el escape del automóvil contenga pequeñas cantidades de combustible sin quemar, o hidrocarburos (HC), y algunos residuos tóxicos, como óxido nitroso (NOx) y monóxido de carbono (CO).
Si el vehículo no está quemando combustible de manera eficiente, el catalizador tendrá que lidiar con más sustancias contaminantes de los que pueda manejar. Con el tiempo, una saturación de estos contaminantes puede provocar la ‘muerte’ prematura del convertidor catalítico.
Contaminación del aceite
El catalizador también puede dañarse con el aceite evaporado del motor. Los vapores de aceite suelen permanecer dentro del motor. Sin embargo, cuando nos encontramos cantidades excesivas de vapores, estos son transportados a la cámara de combustión donde se mezclan con el combustible. Como los vapores de aceite son más pesados que el combustible, no se queman por completo.
Así, cuando los vapores de aceite tienden a salir del motor, se dirigen hacia abajo junto con los gases de escape (con sustancias contaminantes) al convertidor catalítico. Cuando esto sucede, es solo cuestión de tiempo que el aceite acabe obstruyendo completamente el catalizador, provocando que se sobrecaliente y falle.
Si el convertidor catalítico no funciona correctamente, la potencia del motor puede verse disminuida, el consumo de combustible puede aumentar y no se reducirán los gases contaminantes que salen del motor. En este punto, la única solución es una sustitución (costosa) del catalizador.
¿Cómo protegemos al catalizador?
Para evitar que tu cliente acabe involuntariamente con el catalizador de su vehículo se pueden hacer dos cosas: proteger el sistema de combustible y evitar la contaminación por aceite.
Para ello, existe solución: usar un limpiador del sistema de combustible para mantener el motor limpio y reducir las sustancias nocivas. Además, se puede utilizar un aditivo de aceite para fortificar el aceite, así como un limpiador del motor que reduzca la cantidad de aceite no deseado que se desplaza hacia el convertidor catalítico.