Todos los motores térmicos acaban generando residuos o depósitos que se producen durante la combustión y por el propio calentamiento del motor. Y los principales ‘culpables’ son el aceite y el carburante (sea gasolina o gasóleo).
¿Y qué diferencias hay entre sus respectivos residuos? Para describirlo de forma gráfica pensemos en el aceite como si fuera melaza y en el combustible como si fuera té helado con azúcar.
Si pones un poco de melaza en una sartén y enciendes el quemador, el calor lo convertirá en un bulto quemado casi imposible de quitar. Si haces lo mismo con el té helado, el calor hará que la mayor parte del líquido se evapore, dejando depósitos pegajosos de azúcar. Y cuanto más tiempo se expongan estos depósitos al calor, más difíciles se vuelven.
En ambos casos, y dependiendo del tipo y la cantidad de residuos, el profesional del taller tendrá un pequeño o gran desastre entre sus manos.
Residuos a base de combustible
Los depósitos a base de combustible son ligeros, los encontramos en el sistema de combustible y, generalmente, se acumulan rápidamente. No obstante, con la química adecuada, son relativamente ‘fáciles’ de limpiar.
Los depósitos a base de combustible se forman cuando los hidrocarburos de combustible no quemados se depositan en una superficie. Sometidos a temperaturas extremas, estos hidrocarburos se hornean más y más. A más combustible no quemado, más depósitos.
No son técnicamente fáciles de limpiar, pero en comparación con los depósitos a base de petróleo, son más fáciles de limpiar.
Los depósitos a base de aceite
Al contrario que los depósitos a base de combustible, los que provoca el aceite son pesados y los podemos encontrar allí por donde viaje el aceite lubricante. De este modo, los depósitos a base de aceite son más difíciles de limpiar porque el líquido es muy viscoso, incluso en forma de gotitas diminutas.
Si nos centramos en los depósitos a base de aceite en el sistema de inducción de combustible/aire, estos son difíciles de eliminar porque se forman en muchas capas, poco a poco, y durante un período prolongado. En este sistema, el aceite que se deposita como residuo generalmente está en estado gaseoso (o casi), como una niebla fina.
Cuando un motor está en funcionamiento, la ventilación positiva del cárter (PCV, por sus siglas en inglés) permite que los gases del cárter vayan hacia arriba y se descarguen en la entrada, que está más fría que el cárter. La temperatura más fría hace que estas gotitas de aceite se enfríen y se acumulen a medida que el motor funciona.
En forma gaseosa, estas pequeñas gotas tienen mucha más superficie expuesta que la que tendrían en forma líquida. Esto significa que tienen mucha superficie donde poder ‘agarrarse’. A medida que se extienden sobre la superficie metálica (es decir, la válvula de admisión) una tras otra, la acción de unión forma una matriz que puede ser muy difícil de eliminar.
Limpieza de los motores modernos
Por señalar lo obvio, los depósitos a base de combustible se encuentran comúnmente en los sistemas de combustible, y los residuos a base de aceite se encuentran en cualquier rincón de su ciclo.
En un mundo ideal, el motor tendría una sección donde se queda el aceite y otra donde se queda el combustible y estos dos fluidos no se cruzarían. Sin embargo, en los motores modernos, esto no es tan simple.
En el pasado, la mayoría de los vehículos tenían motores de inyección indirecta (PFI). Estos motores, aún bastante comunes, rocían combustible en el puerto de admisión y en la parte posterior de las válvulas de admisión. Esto significa que cada vez que un motor PFI realiza ciclos, el rociado de combustible le da un buen baño a estos componentes de admisión.
Sin embargo, la mayoría de los vehículos modernos tienen motores de inyección directa de gasolina (GDI). En estos motores, los inyectores rocían el combustible directamente en la cámara de combustión en lugar del puerto de admisión. Este proceso es excelente para la eficiencia de la combustión y para ayudar a reducir las emisiones. Pero tiene sus defectos.
Si bien es probable que los depósitos de combustible se acumulen más rápido en los motores GDI, estos sistemas están cargados de residuos de aceite del motor. Debido a su propio diseño (que incorpora anillos de pistón de baja tensión), los depósitos a base de aceite en las válvulas de admisión provienen de la parte superior y la inferior.
Los de la parte inferior proceden de una función deficiente del anillo del pistón que permite el exceso de vapores de aceite en la cámara de combustión.
Algo de esto, sube a la admisión debido a la superposición de la válvula, que es cuando la válvula de admisión y la válvula de escape están abiertas al mismo tiempo. Luego, para empeorar las cosas, cuando estos vapores de aceite llegan a la toma de aire se endurecen.
¿Existe una solución única para todos?
La química nos dice que lo similar se disuelve en lo similar. Esto significa que los ‘depósitos similares’ pueden disolverse mediante un ‘limpiador similar’. Muchos limpiadores del sistema de combustible no son suficiente para los depósitos a base de aceite que se encuentran en los motores GDI.
Por eso, desde BG Products recomendamos el servicio del sistema de combustible BG Platinum®, específicamente diseñado para limpiar depósitos tanto a base de combustible como a base de aceite.
¿Existe alguna otra solución? Una, previa, que podría evitar la acumulación de depósitos ¿Cómo? BG Engine Performance Service ofrece una limpieza premium del motor y del sistema de combustible de tres pasos que incluye BG EPR®, BG Advanced Formula MOA® y BG Platinum® 44K®.