¿Cambiar el líquido (aceite o fluido) de la transmisión daña la transmisión? ¿Realmente se necesita sustituir el líquido de la transmisión? Las transmisiones automáticas estándar usan aceite de transmisión para activar los pistones hidráulicos, lubricar los juegos de engranajes y mantener ‘frescas’ las piezas móviles.
El líquido de la transmisión y el calor
Y es que el calor y el fluido de transmisión son ‘compañeros’ de viaje. No en vano, el calor es el culpable de la mayoría de las averías de la transmisión.
Con el tiempo y los kilómetros (a altas temperaturas), el fluido de la transmisión comienza a perder sus propiedades, a desgastarse. A medida que el aceite de la transmisión se descompone, la temperatura de funcionamiento dentro de la transmisión aumentará aún más.
Superar el excepticismo
Algunos clientes suelen hacer caso a los fans del “los vehículos duran para siempre, independientemente del mantenimiento”. Aquellos que defienden esta idea deberían saber que todo componente de un vehículo (y más en el caso del motor) está sometido a mayor o menor desgaste. Es el caso también de los líquidos, pues cada fluido tiene su propio ‘punto de ruptura’. Y cuando llegue a ese punto, ya no protegerá.
Los aceites lubricantes, especialmente los actuales, tienen un amplio rango de vida útil que puede ir desde los 15.000 hasta los 30.000 km. En el caso del aceite de la transmisión, ese ‘punto de ruptura’ estaría aproximadamente en los 50.000 km.
A pesar de esto, habrá clientes que hayan escuchado alguna vez que alguien tuvo problemas relacionados con la transmisión después de un cambio del líquido. En este sentido, desde el taller se debería argumentar que, probablemente, el propietario del vehículo que tuvo dichos problemas esperó demasiado tiempo para cambiar el líquido. Lo que significa que el aceite de la transmisión probablemente había alcanzado el ‘punto de ruptura’ hacía tiempo y el daño en el sistema ya estaba hecho.
A esto, el cliente puede argumentar, que “nunca he tenido que cambiar el líquido de la transmisión a ninguno de mis coches y nunca he tenido ningún problema”. A lo que el profesional del taller debería contestar: “Eres muy afortunado, pero tu vehículo tiene los días contados. Y si lo vendiste, su siguiente propietario probablemente lo haya sufrido ya o lo acabará sufriendo”.
Lo mejor, la prevención
De este modo, el mejor consejo que puede ofrecer el profesional del taller a sus clientes es que realicen un mantenimiento periódico de sus vehículos y no dejen nada al azar. Si no, estarán poniendo en riesgo su seguridad en carretera.
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