¿Es posible rentabilizar cada sustitución del líquido de frenos en el taller? Todo lo que necesitas saber sobre este fluido

¿Es posible rentabilizar cada sustitución del líquido de frenos en el taller? Todo lo que necesitas saber sobre este fluido

El cambio del líquido de frenos es una operación tan sencilla y rutinaria en el taller que, quizá, no se le presta atención. Y es que se trata de una intervención que puede ser muy rentable para los negocios de reparación y mantenimiento de vehículos, gracias a BG Products, como veremos…

Este fluido, fundamental para el sistema de frenado, suele despertar algunas dudas entre los profesionales en cuanto a selección, compatibilidad… algo comprensible, teniendo en cuenta la variedad de tipos de líquidos de frenos en el mercado.

Las normas que clasifican los líquidos de frenos

La clasificación de estos fluidos está regida, principalmente, por tres organizaciones de normalización reconocidas internacionalmente: FMVSS, ISO y SAE (todas, por sus siglas en inglés).

La más común es la DOT (siglas de Department of Transportation) de la FMVSS, que replica las especificaciones ISO y SAE correspondientes, y que establece los criterios de rendimiento del fluido, sobre todo, el punto de ebullición y la viscosidad.

Los líquidos de frenos DOT: semejanzas y diferencias

Bajo esta norma DOT, los líquidos de frenos se clasifican como DOT 3, DOT 4 y DOT 5, que, a su vez se subdividen en DOT 5 (a base de silicona) y DOT 5.1 (sin silicona).

Los DOT 3, DOT 4 y DOT 5.1 son químicamente similares y comparten características:

  • Contienen glicol-éter y ésteres de borato.
  • Cuando son nuevos, son incoloros o de color amarillo pálido y transparentes.
  • Son higroscópicos, es decir, atraen al agua y se mezclan con ella.

Mientras, el líquido de frenos DOT 5, mucho menos común, es diferente. Es un fluido a base de silicona que es hidrofóbico, es decir, repele el agua ¿Y eso es bueno? No tanto. Cuando entra humedad en un sistema de frenos con este tipo de líquido, el agua forma una capa separada en lugar de mezclarse con el líquido. Esto causa graves problemas de corrosión porque el agua tiende a acumularse.

Punto de ebullición y viscosidad del líquido de frenos

Cada tipo de líquido de frenos tiene su propio estándar de punto de ebullición mínimo y cada uno debe cumplir con las especificaciones FMVSS No. 116 para puntos mínimos de ebullición en seco y húmedo ¿Y cómo se mide esto? El punto de ebullición seco se mide con un líquido nuevo en un recipiente sellado con 0% de agua. Mientras, el punto de ebullición húmedo se mide en un fluido que contiene un 3,7% de agua, para simular un líquido de frenos desgastado.

¿Y por qué esta prueba? Con el tiempo, es inevitable que la humedad aparezca en el sistema de frenos. Una humedad, que degrada el rendimiento del líquido al reducir su punto de ebullición, y que favorece la corrosión, lo que puede provocar graves averías.

¿Por qué un punto de ebullición más bajo del líquido de frenos es malo?

El agua tiene un punto de ebullición más bajo que el líquido de frenos, por lo que, cuanto mayor es la presencia de agua, menor es el punto de ebullición. Así, cuando los frenos se utilizan de forma agresiva o en maniobras de frenado intensas, se eleva tanto la temperatura en el sistema, que puede hacer que el líquido hierva, lo que genera vapor.

Y dado que los frenos funcionan hidráulicamente, es importante que el líquido no sea comprimible, pues el vapor es gas. Y el vapor aumenta drásticamente la compresibilidad y reduce la potencia de frenado.

¿Y cómo influye la viscosidad?

La viscosidad (espesor) del líquido de frenos es cada vez más importante en los vehículos, por los avances en sistemas de seguridad como el control de estabilidad (ESP), el antibloqueo de frenos (ABS) o el control de tracción (TCS).

Para que estos sistemas funcionen correctamente, deben poder accionar las pinzas de freno hasta 15 veces por segundo. Eso significa que el líquido de frenos debe tener una viscosidad muy baja y fluir fácilmente, especialmente a bajas temperaturas, pues un líquido de frenos de alta viscosidad nunca podría lograr esa capacidad de respuesta.

¿Qué líquido de frenos es el adecuado para cada automóvil?

En BG Products lo tenemos claro: siempre el tipo especificado por el fabricante del vehículo, que vendrá reflejado en su libro de mantenimiento.

No obstante, por regla general, se puede utilizar el tipo recomendado o uno superior. Así, si un automóvil requiere un líquido DOT 4, no puede sustituirse por un DOT 3. Sin embargo, si el requerido es DOT 3, es aceptable usar DOT 4 o DOT 5.1 en su lugar.

Eso sí, nunca se pueden mezclar (o sustituir) cualquiera de ellos con un DOT 5. Y es que si un líquido a base de glicol se mezcla con uno a base de silicona, la mezcla se gelificará y causará daños catastróficos al sistema. Por tanto, el líquido de frenos DOT 5 nunca debe mezclarse con los DOT 3, DOT 4 o DOT 5.1. El líquido de frenos DOT 5 suele ser de color púrpura, por lo que se reconoce fácilmente.

Hay otros líquidos de frenos que se presentan en el mercado bajo denominaciones como “Super DOT 4” o “DOT 4 Plus”. Aunque no existen estándares formales específicos para ellos, suelen situarse en el entorno de los de fluidos DOT 5.1.

La solución de BG Products

Independientemente del vehículo que visite tu taller, BG Products tiene un líquido de frenos de alta calidad para el taller. Ofrecemos líquidos de frenos DOT 4, Super DOT 4 y DOT 4 de baja viscosidad, que cumplen con todas las especificaciones internacionales.

Asimismo, el taller puede contar, para operaciones más eficientes, con la Máquina Intercambio Líquido de Frenos (BG PF7 Brake System Service), que elimina de manera rápida, efectiva y limpia, y en pocos minutos, el líquido usado, reemplazándolo por el nuevo (un indicador visual avisa al técnico cuándo necesita ser rellenada con líquido nuevo).

La oferta de BG Products para el sistema de frenos se completa con el Limpiador de Frenos PN 413 BG BRAKE CLEANER; el Antichirridos PN 860 BG STOP SQUEAL; y la Grasa de Frenos PN 605 BG BRAKE LUBE.

Y es que, BG Products y Guaja Trading ayudamos a los negocios de mantenimiento y reparación de vehículos a generar más ingresos, optimizar sus recursos y mejorar su rentabilidad ¿Aún no nos conoces?

El mantenimiento de la dirección asistida: más allá de solucionar ruidos

El mantenimiento de la dirección asistida: más allá de solucionar ruidos

Los ruidos en los coches no anticipan, por regla general, nada bueno. Todo aquel ruido más allá de los habituales debe poner en alerta a cualquier conductor. Y es labor del taller concienciar en este aspecto, ya que una detección a tiempo de cualquier pequeño fallo puede suponer el evitar una avería más importante.

Cualquier componente del vehículo es susceptible de emitir algún ruido (ya sea en forma de crujido, chirrido, quejido…) en caso de fallo y la dirección no es una excepción. Así, cualquier ruido que el cliente del taller detecte en la dirección de su vehículo, por ejemplo, cuando gira el volante, puede ser síntoma de un problema en este sistema.

El sistema de dirección asistida

El sistema de dirección asistida ayuda a los automovilistas a girar sin esfuerzo el volante. Hasta su invención y proliferación en el parque de vehículos, los conductores tenían que ‘luchar’ con su volante para moverlo, especialmente, al realizar determinadas maniobras. Y cuanto mayor era el motor, mayor era la ‘lucha’.

De este modo, la dirección asistida, es un sistema complejo que entrega potencia al mecanismo de la dirección para que sea más fácil de conducir. Las hidráulicas fueron de los primeros modelos de dirección asistida junto con las de vacío, pero las primeras terminaron por imponerse. Son las más habituales en toda clase de vehículos aunque están siendo sustituidas por las electro-hidráulicas y las eléctricas, de forma que apenas las vemos en los nuevos modelos.

La dirección hidráulica —con un mantenimiento sencillo— utiliza energía hidráulica para generar la asistencia. Para ello, utiliza una bomba hidráulica conectada al motor. El funcionamiento puede variar dependiendo del fabricante, pero el modelo más general aprovecha la propia cremallera como pistón hidráulico para generar la asistencia.

Así, cuando el conductor gira el volante, la válvula de control que actúa a modo de sensor y distribuidor hidráulico, permite el paso del fluido hacia uno de los lados del pistón, aumentando la presión en ese lado y haciendo que la cremallera se desplace axialmente hacia el lado al que el conductor gira el volante. Una vez que el conductor deja de girar el volante, la presión se iguala y la cremallera queda en su posición original.

Si bien los sistemas de dirección asistida eléctrica tienen algunas ventajas (como ayudar a la eficiencia del combustible), también tienen inconvenientes. Así, algunos sistemas de dirección asistida eléctrica no utilizan líquido, pero los que sí lo tienen deben ser mantenidos. Esos sistemas son más complicados para trabajar en ellos y son más costosos de reparar o reemplazar si llega el momento de hacerlo.

Lo mejor: el mantenimiento preventivo

Entonces, ¿cuál es la mejor forma de evitar problemas en este sistema? Como siempre: el mantenimiento preventivo. Cumplir con las recomendaciones del fabricante en cuanto a los servicios requeridos (incluida la sustitución del líquido de la dirección asistida si es necesario) es un gran paso para mantener este sistema en buen estado y alargar su vida útil.

Y es que, como la mayoría de los sistemas de un vehículo, el de la dirección asistida se basa en un líquido especial para que funcione sin problemas. Cuando ese fluido se ve comprometido, causa problemas en el sistema.

De esta forma, si el cliente del taller escucha un ruido anormal (chillido, quejido o chirrido), puede indicar que hay poco líquido de la dirección asistida en el sistema, o que el líquido está sucio o contaminado… o todo al mismo tiempo. En cualquier caso, la cremallera de la dirección asistida no funcionará como debería. De ahí, los ruidos extraños.

¿Y cómo solucionar el problema? En el mejor de los casos, puede ser tan simple como rellenar el depósito del líquido de la dirección asistida. Sin embargo, en escenarios más complicados, podría haber una fuga en el sistema o una pieza dañada que deba ser reemplazada.

Si nuestra función pedagógica no ha caído en saco roto, en caso de duda, el cliente acudirá a su mecánico de confianza, a nuestro taller, para que revisemos su vehículo y podamos corregir el problema.

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Los líquidos del vehículo que el taller debe revisar (y su cliente debe conocer)

Los líquidos del vehículo que el taller debe revisar (y su cliente debe conocer)

Aproximadamente el 71% de la superficie del planeta está cubierta de agua y hasta el 60% del cuerpo humano está compuesto de fluidos. Tan importante para la vida son los líquidos como lo es para los automóviles, pues de ellos dependen para funcionar y para conservarse en buen estado.

Los vehículos con motores de combustión interna actuales contienen hasta nueve fluidos diferentes que circulan por sus distintos sistemas. El profesional del taller conoce de su importancia, pero ¿lo sabe también su cliente? ¿Sabe qué función realizan y qué se puede hacer duren más o funcionen de manera más efectiva?

Carburante
El líquido que seguro que no olvida el cliente del taller es el carburante (gasóleo o gasolina). El combustible es el fluido definitivo para impulsar los motores de combustión. Sin él, el motor no arranca por lo que todo automovilista estará pendiente de que el depósito tenga suficiente cantidad de este líquido para poder circular.

Acite
Otro líquido conocido por todo automovilista es el aceite lubricante que mantiene el motor fresco y lubricado. Si hay algo que la mayoría de los propietarios de vehículos saben es que, cada cierto tiempo, se debe reemplazar el aceite.

Eso sí, lo que puede que ya no tenga tan claro es con qué frecuencia debe realizar dicho cambio. Aquí el taller debe recomendar siempre que el cliente consulte el manual de mantenimiento para no equivocarse con los intervalos y acabar dañando el motor.

Refrigerante/anticongelante
¿Refrigerante o anticongelante? en realidad es la dos cosas. Este fluido es un regulador de temperatura del motor. Por eso, es fundamental concienciar al cliente del taller para que vigile su nivel (y acuda al taller ante una bajada anormal) y de sustituirlo cada dos años o cada 40.000 km aproximadamente ¿Sabías que BG cuenta con un restaurador que consigue devolver al refrigerante a su nivel de protección más alto?

Transmision
El líquido (o aceite) de la transmisión es el que permite el cambio de marchas sin dañar la transmisión, manteniendo sus engranajes lubricados. Normalmente el aceite en las cajas de cambio manuales tiene una duración de ‘por vida’, y solo se cambia cuando se realiza alguna intervención en la propia caja o porque haya indicios de que le aceite pueda ser el causante de un mal funcionamiento de la misma. Sin embargo, este líquido es clave en las cajas automáticas (cada vez más extendidas). En ellas, los intervalos de cambio suelen variar entre los 40.000 y los 60.000 km.

Direccion Asistida
Quien ha conducido un vehículo sin dirección asistida sabe lo importante que es esta ayuda a la conducción y, por tanto, el líquido que permite su funcionamiento. Si falla, puede ser peligroso, especialmente para alguien que nunca antes haya conducido un vehículo sin dirección asistida.

Diferencial
El diferencial se encarga de regular la velocidad de giro de las dos ruedas del mismo eje. Así, este líquido (también conocido como aceite de diferencial) mantiene lubricados los engranajes en el eje trasero o delantero. Sin él, habría una gran fricción de metal sobre metal en el diferencial y, por tanto, un sobrecalentamiento que podría afectar a los engranajes. Su sustitución se sitúa en torno a los 50.000 km.

Frenos
Sin duda el líquido de frenos es uno de los fluidos más importantes. De él depende que el sistema de frenos funcione correctamente. Al estar sometido a altas temperaturas de servicio es fundamental que esté en buen estado, por lo que se recomienda su sustitución cada dos años (o 40.000 km).

AireAcondionado
En el sistema de climatización, el refrigerante se encarga de proporcionar el frío del sistema. Para mantener el habitáculo con una temperatura agradable y fresca en los meses de calor, conviene revisar todos los años el sistema para comprobar que el nivel de enfriamiento es el adecuado, el sistema no presenta fugas y los elementos principales (como el compresor) funcionan correctamente. También es conveniente aplicar productos que eliminan las bacterias, hongos y suciedad del sistema.

Limpiaparabrisas
Aunque no lo parezca, el líquido limpiaparabrisas es más importante de lo que pueda parecer, pues ayuda a mantener despejada la línea de visión del conductor. Quedarse sin este líquido en carretera puede llegar a ser peligroso en un momento dado. Por ello, conviene revisar su nivel frecuentemente y reponerlo periódicamente.

Los vehículos no son sólo piezas y engranajes. Sus líquidos son cruciales para su funcionamiento, su seguridad y su comodidad ¿Es tu cliente consciente de ello? Nada dura para siempre, tampoco los líquidos de los vehículos, pues con el tiempo pueden perder cantidad y efectividad, y pueden causar graves problemas si se desgastan.

Por eso, no sólo es importante vigilarlos (y sustituirlos) regularmente. BG ofrece al taller una gran variedad de productos que alargan la vida de algunos de estos fluidos, restituyendo sus valores de protección ¿Lo sabe también tu cliente?